LAS CABEZAS GIGANTES DE LA ISLA DE PASCUA
¿Cómo se tallaron estas enormes estatuas y cuál fue el motivo?
Desde que la Isla de Pascua fuera descubierta en el siglo XVIII, muchos han sido los exploradores y estudiosos que han intentando explicar los enigmas que la envuelven.
La Isla de Pascua es un territorio perteneciente a Chile situado en la zona de la Polinesia, en pleno Océano Pacífico. Esta ínsula, de 163,6 km², se ha convertido en un atrayente destino turístico, especialmente por los misterios que rodean a la ancestral cultura que la habitó, la etnia rapa nui. Esta etimología también confiere el nombre tradicional a la isla, Rapa Nui, que significa «isla grande» en el idioma de los antiguos navegantes provenientes de Tahití.
Aunque prácticamente todo este gran islote constituye un museo al aire libre por sus lugares ceremoniales y petroglifos, son sin duda los moáis, las enormes cabezas esculpidas en piedra, su mayor atractivo.
Descubrimiento de la isla
La primera noticia confirmada que se conoce sobre la isla nos llega a través de Jacob Roggeveen, un almirante holandés que la descubrió en 1722, y como era domingo de Resurrección decidió llamarla Isla de Pascua.
Al aproximarse al atolón con tres de sus navíos, Roggeveen pudo comprobar la presencia de numerosas estatuas de diez metros que representaban enormes cabezas con grandes orejas (los moáis), construidas sobre pedestales situados tras inmensas murallas.
Hubo que esperar 50 años para que los europeos retornasen a la isla y otros 100 para que se realizase una exploración rigurosa de la misma. Para entonces las estatuas ya no se hallaban como Roggeveen las había descubierto, ya que durante las guerras mantenidas entre las tribus que la habitaban fueron derribadas de su pedestal al suelo. Y así es como pueden contemplarse hoy en día los más de 600 moáis repartidos por Rapa Nui.
La construcción de los moáis
Se sabe que las gigantescas efigies o moáis fueron talladas, probablemente entre los siglos XII y XVII, en roca volcánica que procedía del volcán inactivo Rano Raraku. Alrededor de 300 de las estatuas se ejecutaron en las mismas paredes del cráter, para posteriormente ser trasladadas por la pendiente.
Dentro del cráter también se hallaron unas 400 estatuas todavía sin acabar. Algunas estaban recién iniciadas, mientras que otras estaban casi preparadas para ser transportadas. Junto a ellas también aparecieron cinceles y hachas realizadas en obsidiana. Estas herramientas indicaban que los artesanos pensaban volver a acabar los monolitos, pero por alguna razón desconocida nunca llegaron a hacerlo.
A lo largo de la senda que descendía desde el volcán también se encontraron decenas de estas esculturas ya finalizadas, diseminadas cada 40 ó 50 metros. La mayoría pesaba 30 toneladas y medía alrededor de cuatro metros, pero se descubrió también una pieza, aún inacabada, que llegaba a los 30 metros y pesaba 50 toneladas.
El misterioso sistema de transporte
Todavía hoy en día se desconoce la manera exacta en la que fueron transportados los gigantescos y pesados moáis de la Isla de Pascua. Se ha rechazado la hipótesis de que utilizasen para ello troncos de árboles a modo de rodillos. Aunque algunos científicos consideran que la desaparición de los bosques de palmeras fue provocada por la tala indiscriminada por parte de los nativos para trasladar las estatuas, está demostrado que en la isla no pueden arraigar árboles con la envergadura necesaria para este fin.
La teoría del arrastre o balanceo con cuerdas también presenta algunas lagunas. En el año 1986, el ingeniero checo Pavel Pavel, el explorador noruego Thor Heyerdahl y el Museo Kon Tiki demostraron que una veintena de personas y algunas maromas eran suficientes para transportar una estatua de nueve toneladas. Pero hay que recordar que la mayoría de las estatuas superan con creces ese tonelaje.
El estudio más reciente, realizado en el año 2000 por un equipo arqueológico norteamericano, sugiere la utilización de máquinas complejas realizadas en la isla hace siglos. La construcción de esta maquinaria pesada pudo haber provocado, en parte, la deforestación actual de la isla.
¿Qué fue de los rapa nui?
Según todos los indicios procedentes de antiguas colonizaciones, en sus orígenes la Isla de Pascua estuvo poblada por varios miles de personas. Mediante los dibujos hallados en la isla puede deducirse que existían entre ellos varios estamentos. Los personajes con grandes orejas representados en las esculturas podrían ser los gobernantes, que conseguían alargar sus lóbulos mediante pesos. También existe la teoría de que los moáis representan a antepasados difuntos.
El aumento de la población y la escasez de alimentos pudo haber sido la causa de los enfrentamientos entre las tribus de la isla, lo que provocó la destrucción de numerosos altares ceremoniales y el abandono de las canteras en las que se tallaban los moáis.
La clave a todos estos enigmas pudo haberla tenido un traficante peruano, cuyo nombre se desconoce, del siglo XIX. Al parecer capturó a más de 1.000 nativos, entre ellos al último rey y al hechicero de Rapa Nui. Se ignora cual fue el destino de los cautivos, aunque sí se cree posible que algunos de ellos regresasen a su isla portando algún tipo de enfermedad, la cual habría sido la causa de la extinción del resto de la población.
Con ellos desapareció la última posibilidad de descubrir cómo un pueblo tan primitivo levantó todo un ejército de gigantescos monolitos con rostro humano.
La edición original de este artículo mío está en Suite101: http://www.suite101.net/content/las-cabezas-gigantes-de-la-isla-de-pascua-a12661
Moáis en línea.Créditos / Autoría: Phillie Casablanca |
Desde que la Isla de Pascua fuera descubierta en el siglo XVIII, muchos han sido los exploradores y estudiosos que han intentando explicar los enigmas que la envuelven.
La Isla de Pascua es un territorio perteneciente a Chile situado en la zona de la Polinesia, en pleno Océano Pacífico. Esta ínsula, de 163,6 km², se ha convertido en un atrayente destino turístico, especialmente por los misterios que rodean a la ancestral cultura que la habitó, la etnia rapa nui. Esta etimología también confiere el nombre tradicional a la isla, Rapa Nui, que significa «isla grande» en el idioma de los antiguos navegantes provenientes de Tahití.
Aunque prácticamente todo este gran islote constituye un museo al aire libre por sus lugares ceremoniales y petroglifos, son sin duda los moáis, las enormes cabezas esculpidas en piedra, su mayor atractivo.
Descubrimiento de la isla
La primera noticia confirmada que se conoce sobre la isla nos llega a través de Jacob Roggeveen, un almirante holandés que la descubrió en 1722, y como era domingo de Resurrección decidió llamarla Isla de Pascua.
Al aproximarse al atolón con tres de sus navíos, Roggeveen pudo comprobar la presencia de numerosas estatuas de diez metros que representaban enormes cabezas con grandes orejas (los moáis), construidas sobre pedestales situados tras inmensas murallas.
Hubo que esperar 50 años para que los europeos retornasen a la isla y otros 100 para que se realizase una exploración rigurosa de la misma. Para entonces las estatuas ya no se hallaban como Roggeveen las había descubierto, ya que durante las guerras mantenidas entre las tribus que la habitaban fueron derribadas de su pedestal al suelo. Y así es como pueden contemplarse hoy en día los más de 600 moáis repartidos por Rapa Nui.
La construcción de los moáis
Se sabe que las gigantescas efigies o moáis fueron talladas, probablemente entre los siglos XII y XVII, en roca volcánica que procedía del volcán inactivo Rano Raraku. Alrededor de 300 de las estatuas se ejecutaron en las mismas paredes del cráter, para posteriormente ser trasladadas por la pendiente.
Dentro del cráter también se hallaron unas 400 estatuas todavía sin acabar. Algunas estaban recién iniciadas, mientras que otras estaban casi preparadas para ser transportadas. Junto a ellas también aparecieron cinceles y hachas realizadas en obsidiana. Estas herramientas indicaban que los artesanos pensaban volver a acabar los monolitos, pero por alguna razón desconocida nunca llegaron a hacerlo.
A lo largo de la senda que descendía desde el volcán también se encontraron decenas de estas esculturas ya finalizadas, diseminadas cada 40 ó 50 metros. La mayoría pesaba 30 toneladas y medía alrededor de cuatro metros, pero se descubrió también una pieza, aún inacabada, que llegaba a los 30 metros y pesaba 50 toneladas.
El misterioso sistema de transporte
Todavía hoy en día se desconoce la manera exacta en la que fueron transportados los gigantescos y pesados moáis de la Isla de Pascua. Se ha rechazado la hipótesis de que utilizasen para ello troncos de árboles a modo de rodillos. Aunque algunos científicos consideran que la desaparición de los bosques de palmeras fue provocada por la tala indiscriminada por parte de los nativos para trasladar las estatuas, está demostrado que en la isla no pueden arraigar árboles con la envergadura necesaria para este fin.
La teoría del arrastre o balanceo con cuerdas también presenta algunas lagunas. En el año 1986, el ingeniero checo Pavel Pavel, el explorador noruego Thor Heyerdahl y el Museo Kon Tiki demostraron que una veintena de personas y algunas maromas eran suficientes para transportar una estatua de nueve toneladas. Pero hay que recordar que la mayoría de las estatuas superan con creces ese tonelaje.
El estudio más reciente, realizado en el año 2000 por un equipo arqueológico norteamericano, sugiere la utilización de máquinas complejas realizadas en la isla hace siglos. La construcción de esta maquinaria pesada pudo haber provocado, en parte, la deforestación actual de la isla.
¿Qué fue de los rapa nui?
Según todos los indicios procedentes de antiguas colonizaciones, en sus orígenes la Isla de Pascua estuvo poblada por varios miles de personas. Mediante los dibujos hallados en la isla puede deducirse que existían entre ellos varios estamentos. Los personajes con grandes orejas representados en las esculturas podrían ser los gobernantes, que conseguían alargar sus lóbulos mediante pesos. También existe la teoría de que los moáis representan a antepasados difuntos.
El aumento de la población y la escasez de alimentos pudo haber sido la causa de los enfrentamientos entre las tribus de la isla, lo que provocó la destrucción de numerosos altares ceremoniales y el abandono de las canteras en las que se tallaban los moáis.
La clave a todos estos enigmas pudo haberla tenido un traficante peruano, cuyo nombre se desconoce, del siglo XIX. Al parecer capturó a más de 1.000 nativos, entre ellos al último rey y al hechicero de Rapa Nui. Se ignora cual fue el destino de los cautivos, aunque sí se cree posible que algunos de ellos regresasen a su isla portando algún tipo de enfermedad, la cual habría sido la causa de la extinción del resto de la población.
Con ellos desapareció la última posibilidad de descubrir cómo un pueblo tan primitivo levantó todo un ejército de gigantescos monolitos con rostro humano.
La edición original de este artículo mío está en Suite101: http://www.suite101.net/content/las-cabezas-gigantes-de-la-isla-de-pascua-a12661
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